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(CNN Español) – La depresión puede dejarte por fuera del normal transcurrir de tu vida cotidiana en cualquier momento. Y si piensas que solo se trata de tristeza profunda que se mejora teniendo “actitud positiva”, debes saber que muchas personas pueden verse afectadas en su día a día por cuenta de esta enfermedad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una persona que está deprimida experimenta un estado de ánimo lleno de “tristeza, irritabilidad, sensación de vacío”, una pérdida del disfrute de la vida o el desinterés en las actividades, “la mayor parte del día, casi todos los días, durante al menos dos semanas”.
Se estima que aproximadamente 280 millones de personas padecen depresión en todo el mundo, lo que representa un 3,8% del estimado de la población, según la OMS.
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Para la mitad de los afectados, un episodio es todo lo que experimentarán. Pero después de tres o más, estos episodios tienen un 90% más de probabilidades de volverse recurrentes.
“Cuando estamos hablando de la depresión, estamos hablando de una tristeza persistente que no te deja funcionar en tu día a día“, le dijo a CNN la Dra Karen Martínez, miembro del Comité de Salud Pública Asociación de Ansiedad y Depresión de Estados Unidos (ADAA por sus siglas en inglés), una organización dedicada a la prevención, el tratamiento y la cura de varios trastornos como la ansiedad y la depresión.
La depresión, dice Martínez, es una respuesta a un evento de pérdida que experimenta una persona: puede la pérdida de una persona, una decepción, o algo que pueda hacerla “cuestionar sobre el sentido de la vida, de si hay esperanza, de si uno debe seguir”.
Más que “falta de voluntad”: así afecta tu día a día la depresión
Hay personas en cuyos momentos más duros de depresión no pueden levantarse de la cama; para ellos bañarse es todo un reto. Comer se vuelve un desafío porque el apetito se va y la esperanza de un futuro no existe.
Entonces, ¿para qué luchar?, se preguntan.
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“Cuando uno no se quiere levantar de la cama, cuando uno está ‘cosido a la cama’, uno quisiera (levantarse) y el cuerpo no le da, ni los brazos, ni las piernas. Y uno por dentro sabe que debe de levantarse, pero no puede. Yo creo que en esos instantes es cuando la enfermedad empezaba a tomar el poder sobre uno como persona“, le dijo a CNN Jonny Castro, un economista de 28 años que vive en Bogotá, y a quien le diagnosticaron depresión hace unos cuatro años.
“Yo pensaba y en mi interior sentía que esa era mi forma de ser: introvertida, de pronto un poco emocionalmente inestable. Pero yo nunca me imaginé que tuviera algo que se llamaba depresión y nunca alcancé a dimensionar que era una enfermedad realmente seria”, le dijo Castro a CNN.
Hace unos cuatro años, Castro tuvo una crisis muy fuerte que lo obligó a encerrarse durante una semana. Durante ese tiempo, no dormía, no comía y vivía “muy angustiado todo el tiempo”. Entonces decidió ir a una clínica de salud mental donde estuvo interno por algún tiempo. Allí empezó a recibir orientación sobre su condición, lo medicaron, y luego entró a terapias para estabilizar su estado de ánimo.
Una situación parecida le ocurre a María Alejandra, una bogotana de 32 años que nos pide no divulgar su nombre completo. Cuenta que ha lidiado con una depresión que le fue diagnosticada a los 15 años, junto con un trastorno alimenticio de bulimia y anorexia.
Dice que cuando tiene episodios de depresión —que vuelven de vez en cuando— siente que su entorno empieza a no gustarle y pierde las ganas de seguir luchando contra la corriente.
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“En el momento que yo estoy en depresión siento que la vida no era lo que yo quería. Empiezo a sentir una tristeza profunda que no logro describir; un vacío en el corazón, en el cuerpo en el que yo digo ya no más… no vale la pena, me canse de ir contra la corriente”.
Y levantarse a hacer cosas diarias no es una cuestión de simple “voluntad”, dice ella.
“Es difícil porque no existe (la voluntad). No le ves sentido a la vida. En realidad tú quisieras no estar ahí. Yo he tenido pensamientos suicidas en los que le digo a Dios ‘llévame’, no le veo sentido a la vida. Es una situación de cansancio, de desgaste emocional, que lo lleva a uno a estar tirado en cama, y así te muestren videos y fotos de tus seres queridos, simplemente no quiero porque mi alma está congelada”, dice María Alejandra.
Y Castro, quien dice que si bien sí es cuestión de voluntad levantarse de la cama en esos momentos difíciles, reconoce que hay momentos en los que es imposible hacerlo.
¿Por qué ocurre esto?
Según la Dra. Martínez, de la ADAA, cuando una persona está en una depresión clínica no puede encontrar una motivación para salir del estado de tristeza profunda porque su cerebro “básicamente está apagado”.
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“En la depresión lo que se ve afectado son estos circuitos del cerebro que tienen que ver con la motivación”, explica Martínez. “Así que ocurre este evento donde todo lo que normalmente nos ayuda a levantarse de la cama, salir de la casa, enfocarse en el trabajo, esos circuitos, como quien dice, se apagan y entonces uno no encuentra la manera de volver a prenderlos”.
Por otra parte, el pensamiento de una persona con depresión está tan fusionado con el contenido de su mente, que esa persona termina por creer “firmemente que sus creencias son un hecho en realidad y termina cuestionándose el para qué” seguir adelante, según el psicoterapeuta Jose Verdejo del equipo de Desansiedad, un grupo especializado en el tratamiento de la ansiedad.
“Alguien que tiene una percepción negativa de sí mismo y con carencia de valor, asume que el resto lo ve de la misma forma y se aísla socialmente, lo que crea una vida carente de oportunidades de reconocimiento y valía, que finalmente el afectado termina acomodando como una prueba en la realidad de que carece de valor y de que está condenado a sufrir, desmotivándolo aún más”, le dijo Verdejo a CNN.
Más allá de “actitud positiva”
Un error frecuente en el que caen muchos es decirle a una persona que sufre depresión que le ponga “actitud positiva a la vida”, que se dé cuenta que lo tiene todo y “no hay razón para estar tristes” o muchas palabras que más que apoyar a una persona en esta situación, pueden darle más cargas y no ser útiles en absoluto.
“Es un desánimo que no se alivia diciendo «ponle actitud positiva»”, dice María Alejandra.
Y como los pensamientos son algo en lo que las personas tienen un “escaso control”, según Verdejo, “este tipo de consejos no son útiles”.
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“La persona con depresión probablemente ya intentó hacerlo y se frustró al no conseguirlo, por lo que vuelve a frustrarse cuando su entorno le insiste en aquello. El apoyo que necesita una persona con depresión es desde un vínculo seguro, desde un intento de comprensión en vez de la crítica”, dice el experto.
Martínez, por su parte, dice que como psiquiatra ve muy a menudo casos de depresión y ansiedad, por lo que es importante hablar sobre salud mental para quitar los estigmas sobre estos temas.
“Yo lo más que veo es personas que están teniendo dificultades adaptándose a lo que está ocurriendo, a las situaciones del día a día”, dijo Martínez quien recomienda buscar ayuda en caso que identifiques algunos de los síntomas de los que aquí hablamos.
Los detonantes
Si bien hay personas que pueden recuperarse durante largos periodos de la enfermedad, muchos deben lidiar con las consecuencias de esta enfermedad durante mucho tiempo, y hay detonantes que pueden conllevar a un episodio depresivo severo.
En el caso de Castro, dice que llevar un estilo de vida desordenado, trasnochar, hace que empiece el malestar, la incomodidad, y esos son los primeros signos de una crisis por venir.
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“El año pasado, como en marzo, me intentó dar un episodio muy fuerte porque estaba muy cargado con trabajo, con estudio, con muchas cosas y me empecé a descontrolar un poco. Sin embargo, yo me doy cuenta y pues tomo la ayuda, retomo lo que ya sabía que tenía que hacer y empiezo otra vez, digamos a estabilizarme anímicamente y químicamente y todo”, dice Castro.
A María Alejandra las situaciones en las que siente rechazo y siente inseguridad de sí misma le disparan la ansiedad y los episodios depresivos.
“Cuando yo siento el rechazo de alguien, eso a mí me vuelve nada. Yo odio el rechazo. Cuando a mí alguien me rechaza, siento que se me para la vida“, dice ella.
¿Cómo acercarse a una persona con depresión?
La Dra. Martínez dice que la mejor manera para acercarse a una persona con depresión es “enfocarse en las conductas” de esa persona y no en la persona misma, para evitar un tono crítico o de juzgamiento.
“Es mejor decir: ‘Yo noto que últimamente tú, que te encantaba la música, no estás escuchando música… o ‘noto que te llamo y no me contestas la llamada’. Así que enfocarnos en la conducta para los seres humanos es un poco más fácil que aceptar que hay un cambio en la conducta, que hay un cambio en nuestras emociones”.
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Por su parte, Verdejo dice que para ayudar a una persona con depresión es necesario mostrarle apoyo incondicional.
“Para ayudar a una persona con depresión es necesario dar muestras de afecto y preocupación que le hagan cuestionarse la veracidad y utilidad de sus normas mentales”, dice. “Pero por sobre todo, sugerirle adherir a un proceso psicológico que le permita generar la flexibilidad psicológica necesaria para superar su depresión y construir una vida con propósito, y sentido en vez de seguir atrapado en aquel pasado que lo dañó”.
Actualmente tanto Castro como María Alejandra están en tratamientos psiquiátricos y toman medicamentos para controlar la depresión. En el momento de esta entrevista ambos dijeron sentirse bien y afirmaron que no han tenido un episodio depresivo desde hace un rato.
Ambos coinciden en que lo mejor que pueden hacer las personas con depresión es buscar ayuda profesional y también una red de apoyo que pueda soportarlos en los momentos más difíciles por los que pasen.
Y además, hablar sobre salud mental es importante para quitar el tabú a esta situación que es muy común, aunque silenciosa, en todo el mundo.
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