Estudios demostraron que un contagio grave por COVID-19 puede llegar a provocar una caída en promedio de 10 años en el rendimiento cognitivo global en un apersona, algo así como un envejecimiento acelerado.
Para ahondar en este efecto secundario que deja la enfermedad, investigares de la Universidad de Harvard plantearon la hipótesis de que el COVID-19 podría conducir a firmas moleculares similares al envejeciendo.
Para comprobarlo, analizaron 54 muestras de la corteza frontal del cerebro post mortem, a las que le desarrollaron un análisis de secuenciación de ARN:
- 21 personas con COVID-19 grave. Una con historial previo de Alzheimer y otra con epilepsia.
- Una persona asintomática entre 23 y 84 años.
- 22 controles de personas no infectadas emparejadas por edad y por sexo, sin antecedentes de trastornos neurológicos o psiquiátricos.
- Una persona no infectada pero con Alzheimer.
- Grupo de control de nueve personas no infectadas con antecedentes de haber estado en unidad de cuidados intensivos (UCI) o tratamiento con ventilador.
El análisis del transcriptoma completo de la corteza frontal fue fundamental, ya que se trata de un área crítica para la función cognitiva. Los hallazgos revelaron que el COVID-19 está asociado con firmas moleculares de envejecimiento cerebral.
“También observamos asociaciones significativas de la respuesta celular al daño del ADN, la función mitocondrial, la regulación de la respuesta al estrés y al estrés oxidativo, el transporte vesicular, la homeostasis del calcio y las vías de señalización/secreción de insulina previamente asociadas con los procesos de envejecimiento y el envejecimiento cerebral”, detallan los investigadores en su artículo publicado en la revista Nature.
Los autores instan a realizar un seguimiento neurológico en individuos recuperados del SARS-CoV-2, ya que aún se desconoce si esto puede llegar a provocar el desarrollo de una enfermedad neurodegenerativa en el futuro.
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