Un reciente caso médico, detallado en la revista Pediatrics, ha revelado una preocupante complicación neurológica asociada al virus SARS-CoV-2, responsable de la pandemia mundial entre 2019 y 2022. Este informe destaca el caso de una adolescente que, tras contraer el COVID-19 y experimentar dificultades respiratorias que llevaron a una traqueotomía, desarrolló una parálisis en las cuerdas vocales como secuela de daños nerviosos causados por el virus.
Aunque la parálisis de las cuerdas vocales ya se había observado en adultos afectados por el COVID-19, este es el primer caso registrado en adolescentes. Los expertos, liderados por Danielle Larrow y Christopher Hartnick del Mass Eye and Ear de la Escuela de Medicina de Harvard, subrayan que el virus presenta complicaciones neurológicas conocidas, como dolor de cabeza, convulsiones y neuropatía periférica, y ahora se suma la parálisis de las cuerdas vocales como una posible secuela neurológica adicional.
La paciente, con antecedentes de asma y ansiedad, recibió tratamiento inicial para un presunto ataque asmático con esteroides y broncodilatadores, sin obtener mejoría. Los otorrinolaringólogos diagnosticaron inicialmente un movimiento paradójico de las cuerdas vocales (PVFM), donde estas se cerraban en lugar de abrirse durante la inhalación. A pesar de iniciar terapia del habla, los síntomas no mejoraron y no coincidían con los signos típicos de PVFM.
La situación de la paciente se complicó con dificultades para tragar, debilidad en un lado del cuerpo, hormigueo y entumecimiento, así como una marcha inestable. Sometida a una evaluación exhaustiva en un hospital pediátrico, los médicos diagnosticaron una parálisis bilateral de las cuerdas vocales, indicando que ambas eran incapaces de moverse, aunque la causa seguía siendo desconocida.
Pruebas exhaustivas descartaron infecciones y trastornos neurológicos, y exploraciones cerebrales y de columna no revelaron problemas evidentes relacionados con los síntomas. Los médicos concluyeron que la infección previa por COVID-19 había debilitado las cuerdas vocales, posiblemente desencadenando los síntomas neurológicos.
Diversos enfoques terapéuticos, incluyendo inyecciones de toxina botulínica, resultaron infructuosos en aliviar las dificultades respiratorias. Finalmente, la paciente se sometió a una traqueotomía, un procedimiento que implicó la apertura de una pequeña abertura en la tráquea para facilitar la respiración, logrando mejorar la función respiratoria.
Con el tiempo, la debilidad, hormigueo y entumecimiento experimentaron mejoría, lo que respalda la hipótesis de que estos síntomas estaban relacionados con la infección previa por COVID-19. Después de varios intentos, la paciente logró respirar sin la traqueotomía, retirándola de manera segura 15 meses después de su inserción.
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