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La población sueca es una de las que presenta el más alto consumo de lácteos y productos derivados de la leche. Es por ello que para determinar si esto está relacionado con problemas cardíacos, un gigante equipo de científicos se propuso investigarlo.
En colaboración con investigadores de Suecia, Estados Unidos y Australia, más la revisión de 17 estudios, el equipo se embarcó en una mega investigación que les tomó más de 15 años en realizar.
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Para conocer más sobre la ingesta de lácteos, reclutaron a 4.150 adultos de 60 años y durante 16 años cotejaron los alimentos lácteos que consumieron y observaron cuántos ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares u otros eventos circulares graves, o muertes, sufrieron durante ese período de tiempo.
Sorpresivamente, encontraron que los niveles de padecer una enfermedad cardiovascular (EVC) fueron mucho más bajos en quienes poseían altos niveles de ácido graso en sangre, lo que corresponde a un alto consumo de grasas lácteas, según indica el estudio publicado en PLOS Medicine.
“Si bien algunas pautas dietéticas continúan sugiriendo que los consumidores elijan productos lácteos bajos en grasa, otros se han alejado de ese consejo, sugiriendo en cambio que los lácteos pueden ser parte de una dieta saludable con énfasis en seleccionar ciertos alimentos lácteos“, explicó el Dr. Matti Marklund, del Instituto George para la Salud Global de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins.
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Al incorporar los datos de 17 investigaciones internacionales -en las que participaron casi 43 mil personas- confirmaron estos hallazgos en otras poblaciones, indicando que el impacto en la salud por parte de los lácteos puede depender más del tipo -queso, leche, yogurt o mantequilla- que del contenido de grasa.
“Nuestro estudio sugiere que reducir la grasa láctea o evitar los lácteos por completo podría no ser la mejor opción para la salud del corazón“, agregó Marklund.
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