Los estudios de ritmo circadiano (ciclo natural del sueño-vigilia) son cada vez más amplios y juegan un papel importante en los resultados de nuestra salud.
Es por ello que los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos se propusieron estudiar los efectos que producen los patrones irregulares de sueño en trabajadores con turnos nocturnos y su relación con la comida.
Para ello, reclutaron a 19 jóvenes sanos ( 7 mujeres y 12 hombres), quienes fueron divididos en dos grupos -uno con horario regular de comidas y otro con horarios nocturnos replicando las condiciones de un trabajador pm- durante un período de 14 días.
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A los voluntarios se les realizó una evaluación en sus niveles de glucosa en sangre, lo que reveló una gran diferencia entre ambos grupos: los que comen pasada la medianoche tenían en promedio un 6,4% más alto.
“Este es el primer estudio en humanos que demuestra el uso del tiempo de las comidas como contramedida contra los efectos negativos combinados de la tolerancia a la glucosa alterada y la alineación interrumpida de los ritmos circadianos como resultado del trabajo nocturno simulado“, indicó Frank A.J.L. Scheer, profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard.
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Los resultados, presentados en Science Advances, apuntan que si se interviene este estilo de vida se puede reducir significativamente el riesgo de diabetes.
Asimismo, presentaron una teoría según la cual podría haber un problema en el reloj circadiano central en el hipotálamo del cerebro, los ciclos de sueño conductual y la alimentación o ayuno que provocan estos efectos observados en la glucosa en sangre.
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