La sandía proviene del continente africano. Se trata de una gran aliada de nuestro organismo por su alto contenido de agua, además de poseer una gran cantidad de nutrientes y propiedades medicinales.
De acuerdo a los registros históricos, la fruta ya era consumida hace más de 4.300 años en Egipto. Pero las semillas más antiguas de este alimento fueron encontradas en Libia y tienen 6.000 años de antigüedad.
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En pleno Desierto del Sahara, las semillas ancestrales fueron halladas en un sitio arqueológico llamado Uan Muhuggiag y un grupo internacional de científicos utilizó técnicas de “arqueogenómica” para analizar el ADN de los granos y descubrió que correspondían a una especie muy diferente (y letal) de la actual.
An analysis of ancient watermelon seeds unearthed at archaeological sites across North Africa suggests the fruit was most likely valued for its oil-rich seeds rather than its flesh during the Neolithic period. https://t.co/D6Zejajhmv./news/10716-220804-neolithic-watermelon-seeds pic.twitter.com/CS1tjEWhX9
— Archaeology Magazine (@archaeologymag) August 8, 2022
Su pulpa era amarga y blanca, y consumirla podía incluso causar la muerte.
“Cuando uno secuencia restos de plantas que tienen miles de años de antigüedad el porcentaje de éxito es muy bajo, usualmente se puede recuperar uno o dos por ciento del ADN de estas plantas”, dijo el investigador colombiano Óscar Alejandro Pérez-Escobar, autor principal a BBC Mundo.
“De todos los restos de plantas de mucha antigüedad que se han caracterizado (…) estos son los más antiguos que se han secuenciado hasta ahora”, aseguró.
Los resultados, publicados en la revista Molecular Biology and Evolution, señalan que el contenido de la pulpa estaba compuesto por cucurbitacin, el que, si se consume en grandes cantidades puede llevar a la muerte.
Los científicos creen que la sandía que consumimos actualmente, cuyo nombre científico es Citrullus lanatus subsp.vulgaris, no desciende de la especie analizada, sino de otra población con la que la sandía de Libia intercambiaba genes hace ya 6.000 años.
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Uno de los grandes interrogantes que sigue sin respuesta es cuándo fue domesticada la sandía que consumimos hoy en día.
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