Por primera vez una investigación vincula la producción de combustibles fósiles con la disminución global de los recuentos de espermatozoides a nivel global.
“La crisis de la fertilidad masculina significa sufrimiento silencioso para muchos que no pueden concebir. Es importante definir las causas prevenibles, como la exposición a productos químicos, para proteger mejor la salud pública y ayudar a reducir la crisis de fertilidad“, detallaron los autores del nuevo estudio.
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El equipo de la Universidad de Copenhague junto al Centro de Investigación y Política de Contaminación de Brunel, en Reino Unido, están buscando conocer este problema, uno que se ha informado de encontrar evidencia de combustibles fósiles en la sangre, orina, el semen, leche materna y el tejido graso de las personas -uno que dañan los sistemas hormonales y la salud reproductiva- .
En su estudio publicado en Nature Reviews Endocrinology postulan que si bien en la actualidad la población mundial se encuentra en su punto más grande la historia (con 7.700 millones), son las tasas de fertilidad las que han reducido a la mitad, de 4,7 en 1950 a 2,4 en 2017.
Por lo que manifiestan que la natalidad comenzó a disminuir al mismo tiempo que la industrialización quemaba a gran escala los combustibles fósiles.
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El análisis detalla que ya se ha demostrado como esta contaminación química afecta a la reproducción de animales, ahora es de vital importancia conocer su efecto en los humanos, puesto que “la mayoría de los productos químicos preocupantes provienen de la producción de plástico o de la quema de plástico en incineradores de residuos”.
La importancia de estudios como este son vitales, puesto que actualmente nos encontramos en un camino a la carbono de la neutralidad, como una forma de mitigar el calentamiento climático, uno que no solo afecta a los humanos, sino que también a la flora y fauna que convive con nosotros en este planeta, ya que tenemos solo uno.
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