La música es un lenguaje universal que resuena en todas las edades y culturas, despierta emociones, estimula nuestra cognición y fomenta la cohesión social. Ahora, un estudio fascinante en el campo de la neurociencia auditiva se adentra en las profundidades de nuestro cerebro para entender cómo procesamos la música.
El poder de la música
Desde la acústica hasta las representaciones neuronales, la percepción musical es un fenómeno multidimensional que abarca mucho más allá de la simple audición. Los científicos se esfuerzan por desentrañar este complejo sustrato neuronal que da vida a la música en nuestras mentes.
El objetivo central de la neurociencia auditiva busca comprender cómo nuestro cerebro interpreta elementos musicales, como el timbre, el tono, la melodía, la armonía y el ritmo.
A lo largo de las últimas décadas, la ciencia ha revelado que la percepción musical se apoya en una intrincada red de regiones cerebrales, tanto subcorticales como corticales. Las cortezas auditivas primarias y secundarias, las áreas sensoriomotoras y las circunvoluciones frontales inferiores son algunas de las partes clave de esta red que contribuyen a nuestro aprecio y comprensión de la música.
Aunque hay ciertas áreas cerebrales que comparten funciones entre la percepción musical y la del habla, estudios recientes han destacado que existen regiones específicas en los lóbulos frontal y temporal que se activan de manera preferida la percepción musical.
Estas determinaciones resaltan la singularidad y la complejidad del procesamiento musical en comparación con otros estímulos auditivos. Es por ello que investigadores estadounidenses de la Universidad de California se dedicaron a explorarla.
¿Cómo el cerebro decodifica la música?
El equipo utilizó la reconstrucción de estímulos, una técnica que implica registrar la actividad neuronal en respuesta a un estímulo musical, para luego intentar reconstruir ese estímulo a partir de dicha actividad. Este enfoque de modelado predictivo basado en regresión ayudó a mapear las regiones cerebrales específicas que se activan en respuesta a diferentes elementos acústicos de una canción.
El estudio obtuvo datos únicos recopilados de 29 pacientes neuroquirúrgicos que escucharon la icónica canción Another Brick in the Wall (Parte 1) de la popular banda de rock británica, Pink Floyd, lanzada en 1979.
El análisis de esta información proporcionó una visión sin precedentes de cómo el cerebro procesa la música en tiempo real y cómo las distintas partes trabajan en conjunto para crear nuestra experiencia musical.
El estudio, publicado en la revista PLOS Biology, no solo reveló patrones de actividad en respuesta a componentes musicales como acordes, armonía y ritmo, sino que también exploró la influencia de factores metodológicos en la precisión de la reconstrucción musical.
Este emocionante paso en la neurociencia auditiva arroja luz sobre los misteriosos procesos que ocurren en nuestro cerebro cuando escuchamos música. A medida que continuamos descifrando los vínculos neuronales detrás de la percepción musical, pudimos desbloquear nuevos horizontes en la terapia musical, la educación y la rehabilitación cognitiva.
En última instancia, este estudio no solo nos acerca a comprender mejor cómo disfrutamos de la música, sino que también amplía nuestra comprensión de la mente humana y su capacidad para percibir y apreciar el arte sonoro en todas sus formas.
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