Airbus diseña avión ecológico que funciona a base de hidrógeno - (00:48)
En cientos de vuelos por año, ocurren peligrosas fugas de químicos en el suministro de aire de las naves que envenenan a pilotos, miembros de la tripulación y pasajeros por igual. Y por décadas, este problema se ha escondido “abajo de la alfombra”.
Esta es la conclusión a la que llegó The Los Angeles Times, a través de una preocupante investigación. Diferentes problemas mecánicos y fugas pueden contaminar el aire que succionan las turbinas de los aviones, provocando severos daños al cerebro, enfermedades a largo plazo e incluso la muerte.
Es un problema serio que sólo recientemente ha ganado la atención que amerita, según afirma el periódico estadounidense.
Lee también: “Increíblemente poderosa”: Por primera vez la inteligencia artificial copilotó aviones militares estadounidenses
El LA Times estima que, antes de la pandemia, estos llamados “eventos de humo” ocurrían en cerca cinco vuelos diarios sólo en Estados Unidos y a lo largo de todas las líneas aéreas – y el problema no habría desaparecido con el surgimiento del COVID-19.
Aún así, no se han realizado estudios sobre los eventos, los reportes internos siguen siendo voluntarios, y las aerolíneas han ignorado ampliamente al problema.
De hecho, de acuerdo a la investigación, la compañía Boeing se negó a instalar sensores de aire, por miedo a posibles demandas.
Sólo un modelo de avión moderno, el Boeing 787 Dreamliner, usa un nuevo sistema de distribución de aire que no alimenta a las cabinas con aire de las turbinas.
Lee también: Aerolínea japonesa desarrolla puertas de baño que puedes abrir sin tocarlas con las manos
Parte de que el problema ha sido tan ampliamente ignorado, es que la mayoría de los síntomas son leves y se confunden con el llamado jetlag – lo que confunde a los pasajeros de los vuelos.
La investigación habría comenzado por un incidente ocurrido en el vuelo 3455 de Southwest Airline: antes del despegue, según reportó el LA Times, el avión fue evacuado y el piloto retirado en una silla de ruedas debido a gases que lo hicieron sentirse “ebrio”.
Cuando los pasajeros preguntaron qué ocurrió, la aerolínea culpó a “la podredumbre” de una canasta de frutas que llevaba un pasajero.
Deja tu comentario