Se ha convertido en la amiga fiel o en la peor enemiga de algunos y, cómoda o no, lo cierto es que salva vidas. La mascarilla, que se ha vuelto una pieza clave en el puzzle del COVID-19, ahora no será necesaria en Estados Unidos para las personas vacunadas en espacios abiertos.
“Si ya te vacunaste y estás al aire libre, lejos de tumultos, ya no necesitas usar mascarilla“, manifestó hace algunos días el presidente Joe Biden sobre esta nueva medida visada por las autoridades del país norteamericano, que hasta la fecha tiene poco más del 52% de su población vacunada con al menos una dosis.
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Por su parte, Israel también dejó las mascarillas en el olvido, y Chile le sigue en cifras de vacunados, ya sea con una o ambas dosis. Algunos se preguntan si nuestro país podría guardar la mascarilla en el corto plazo, siguiendo los pasos de estas dos naciones.
“No parece todavía apropiado y en nuestro país menos, porque la tasa de contagio actual es altísima y estimamos que se mantendrá elevada por varias semana e incluso algunos meses más”, manifestó Ignacio Silva, infectólogo del Hospital Barros Luco y académico de la Universidad de Santiago de Chile (Usach).
Por su parte, el director alterno del Instituto Milenio en Inmunología e Inmunoterapia, Flavio Salazar, calificó la decisión estadounidense como “un error”. “Todavía tienen un alto nivel de circulación viral y sacarse la mascarilla no es una buena señal porque la gente no lo va a respetar al pie de la letra”, dijo.
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Un no rotundo viene por parte de los especialistas en la materia, quienes aseguran que para relajar las medidas se deben considerar muchos factores y no solo el número de vacunados, los que, en Chile, ya alcanzan los 6 millones con ambas dosis.
La carga viral es un punto importante, y uno que no hemos reducido lo suficiente en nuestro país, explican los expertos. Los casos nuevos siguen sumando entre 4 mil y 7 mil cada día, por lo que parece imprescindible no bajar los brazos con el autocuidado.
“La vacunas autorizadas y en uso no previenen la infección al 100%, ya que una persona vacunada puede infectarse e infectar a otros”, recalcó la Dra. Vivian Luchsinger, viróloga del Instituto de Ciencias Biomédicas (ICBM) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
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“Lo que se está midiendo en día (en Chile) habla de una alta circulación”, añadió la Dra. María Teresa Parada, jefa del Centro de Enfermedades Respiratorias de Clínica Las Condes, quien recalcó que, por lo tanto, “es difícil pensar que nosotros todavía dejemos de usar la mascarillas“.
Estados Unidos relaja las medidas, aun cuando el 55% de sus no vacunados, dicen que no piensan hacerlo y en un continente tremendamente golpeado, que registra casi un tercio de los 3,2 millones de muertos del mundo. La recomendación local, por ahora, es a no imitarlos.
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