Estudio descubre vínculo entre dilatación pupilar y depresión: Entregaría nuevos tratamientos para la anhedonia

¿Sufres de depresión? Bueno, quizá este estudio podría ayudar a quienes tienen problemas de salud mental, ya que uno de los síntomas que pueden sufrir las personas es la anhedonia, lo que se traduce en la incapacidad o la ausencia de experimentar placer en actividades que en tu diario vivir encontrarías agradables.

Ver un perrito, ganar dinero, compartir con otros, pueden ser algunas de las cosas más simples de las que ya no le encuentras la gracia. Esto es lo que se ha dedicado a investigar científicos del Max Planck Institute of Psychiatry, descubriendo un vínculo con la dilatación popular.

¿Qué dice el estudio?

La investigación liderada por el científico de datos Andy Brendler y el psicólogo e investigador Victor Spoormaker, indica que la falta de dilatación pupilar en respuesta a la posibilidad de obtener una recompensa financiera sugiere que el circuito de recompensa en el cerebro podría estar afectado en personas con depresión que experimentan anhedonia, una sensación de embotamiento emocional y falta de placer.

Los hallazgos, publicados en Scientific Reports, se basan en un estudio realizado con 40 personas con depresión no medicada y 31 personas sanas, quienes completaron tareas computarizadas mientras se medía el tamaño de sus pupilas con un rastreador ocular dentro de una máquina de resonancia magnética.

Durante las tareas, la pantalla de la computadora indicaba la posibilidad de una recompensa financiera, y la dilatación pupilar se observaba en respuesta a esta señal.

La falta de dilatación pupilar en personas con depresión podría tener implicaciones importantes para comprender mejor los mecanismos fisiológicos detrás de la apatía.

Seguimiento ocular para la depresión

Esta investigación podría abrir nuevas vías para el diagnóstico y la clasificación de la depresión, así como para monitorear la respuesta de los pacientes a los tratamientos.

El uso del seguimiento ocular podría convertirse en una prueba clínica útil para clasificar a las personas con depresión en subgrupos o para monitorear su respuesta a los tratamientos, sugieren los investigadores. Además, estos hallazgos representan una valiosa replicación de estudios anteriores del mismo grupo de investigación, lo que contribuye a aumentar la confianza en los resultados científicos en un campo donde la reproducibilidad ha sido un desafío.

Aproximadamente una de cada diez personas en todo el mundo experimenta depresión, y actualmente no hay biomarcadores aprobados para la enfermedad.